Sube la música (Diálogos)
Un diálogo de pareja entre @GraceKlimt (ELLA) y @Genosma (ÉL)
ÉL: ¿Quieres café? Vaya, no vas a contestar...
ELLA: Negro, fuerte, con mogollón de azúcar, porfa.
ÉL: ¿Qué quieres, un café o una foto del whatsapp?
ELLA: He dicho mogollón, no pollón.
ÉL: De verdad, cada día te entiendo menos.
ELLA: Jajajajajaja.
ÉL: Igual no se nota, pero me estaba poniendo melodramático.
ELLA: Me tienes que avisar, si no, no me entero.
ÉL: "Me tienes que avisar" dice doña "de esas cosas TIENES que darte cuenta". ¡Dios!, te estás convirtiendo en tu madre.
ELLA: Mira, como tú, que ya no tienes pelo, como tu padre.
ÉL: Mira, pues casi mejor te preparas tú el café. Que menudos días llevas, bonita.

ELLA: Mira, pues mientras tanto, podías irte preparando las maletas. Que no hay quien te aguante, bonito.
ÉL: Si vuelves a decirme eso me iré. Pero de verdad.
ELLA: Hazlo, demuestra que tienes cojones para algo.
ÉL: Bien. Pues si eso es lo que quieres, lo haré. Esta tarde recojo y me largo.
ELLA: Nada de esta tarde, que te conozco, hazlo ya. Que luego empiezan las excusas.
ÉL: No te preocupes, no habrá excusas. Me largo. Adiós.
ELLA: No tengo tiempo para tus tonterías, me voy a la oficina. Espero no verte cuando vuelva. Y no se te ocurra escribir ni llamar.
ELLA: Cabrón.
ÉL: Ya me lo he llevado todo.
ELLA: Te has dejado olvidados los cuernos. Ya te los tiro a la basura yo.
ÉL: No. Los he dejado para que te los pongas tú. Que también vas servida.
ELLA: Siempre lo imaginé.
ÉL: Tú empezaste. Me voy a tragar el orgullo y te voy a dar la oportunidad de que me perdones.
ELLA: ¿Pero tú te crees que te mereces un perdón? ¿Después de lo que acabas de decir?
ÉL: Yo me merezco el perdón porque soy bueno.
ELLA: Eso creí cuando dejé todo por ti. Ahora ya lo dudo.
ÉL: Ambos renunciamos a cosas. Entonces merecía la pena. Pero nunca te has adaptado. Y tu madre no ayuda.
ELLA: Jajajajajajajajaja. Tardaba en salir mi madre y tu odio hacia toda mi familia
ÉL: Yo no odio a tu familia. Ni siquiera a tu madre. Pero no deja de malmeter. Y no entiendo porque. Está a un rato en tren. De hecho me tiene ojeriza. Será porque cocino mejor que ella.
ELLA: Ella tenía razón, siempre la tuvo, no eras trigo limpio, pero yo estaba tan ciega que no quise escucharla. Tantas ganas de irte del pueblo tenían algo que ocultar. Y mira, tú solito te has descubierto. Lo único que te interesaba era estar más cerca de tus zorritas. ¡Ay, cuando se entere!
ÉL: ¡Yo no tengo zorritas! Y te recuerdo que fuiste tú la que se lió con el gilipollas ese de tu compañero. Menudo fantoche, te cameló como a una tonta. De eso también se puede enterar tu madre.
ELLA: Eso no fue más que una tontería de una noche y me dijiste que lo entendías y lo perdonabas. ¿¿¿Y ahora amenazas??? Eres un rastrero.
ÉL: Yo NUNCA te dije que lo entendiera. Me tragué el sapo porque te quería. Y yo no te amenazo. Solo que a tu madre solo le has contado la mitad de la historia.
ELLA: Deja en paz a mi madre. Te recuerdo que tú eres quien se va con unas y otras mientras dices que estás de reuniones de trabajo. ¡Lo sabe toda la urbanización!
ÉL: Qué hija de puta. QUE NO ES VERDAD. Solo te he engañado una vez. Y sabes con quien y cuando. Y además, la chupaba fatal.
ELLA: Qué asco... Qué asco...
ÉL: No me vengas con remilgos. Que toda tu oficina sabe lo que le hiciste a aquel pobre pringao en los baños.
ELLA: No voy a seguir escuchando acusaciones e insultos.
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ÉL: ¿Y si te pongo un vino?
ELLA: Estoy en casa, en MI casa. Puedes mandármelo con un mensajero.
ÉL: Te estoy escribiendo desde detrás de la puerta. Tengo una botella, dos copas y un saco de disculpas.
ELLA: Abre. Y empieza por lo último.
ÉL: Lo siento. Siento no estar a la altura. Siento no dejar la mierda en la puerta y echártela encima. Siento haber dejado que te alejes. Y siento haberte alejado.
ELLA: ¿Y la botella?
ÉL: Necesito un abridor.
ELLA: Yo necesito que vuelva el hombre que conocí.
ÉL: Y yo la mujer de la que estoy enamorado.
ELLA: ¿La que se fue esta mañana a trabajar sin tomarse el café?
ÉL: No, la que se vino conmigo. La que me apoyaba y me abroncaba. La imprescindible.
ELLA: No sé donde está, hace tiempo que no la encuentro.
ÉL: No sé hasta donde pretendes que me humille, pero todo tiene un límite.
ELLA: Te estoy pidiendo que me ayudes a que vuelva.
ÉL: ¿Quieres vino?
ELLA: Contigo.
ÉL: ¿Y que puedo hacer para que vuelva esa mujer?
ELLA: ¿Qué tal ser el hombre del que ella se enamoró?
ÉL: Intentaré que se enamore del hombre que soy. Aquel queda lejos.
ELLA: De momento, puedes ir sirviendo un par de copas. Quiero brindar por eso.
ÉL: Si eres buena incluso pondré música y te sacaré a bailar.
ELLA: Estoy siendo lo más buena que sé...
ÉL: Estás siendo tú misma. Una borde e irresistible hija del mal. Algo de aquella mujer aún queda.
ELLA: Eres un capullo embaucador.
ÉL: Quieres más vino...
ELLA: ¿Quieres emborracharme?
ÉL: Un poco.
ELLA: Vas por buen camino, entonces.
ÉL: Son las cuatro. Ambos hemos dejado de trabajar. Y nadie nos espera hasta mañana a cenar. Digo yo que algo podremos hacer.
ELLA: Podemos bajar las persianas y subir la música.